Jimi Hendrix: El Día Que Mato A Dios




Imagen relacionadaCorría el año de 1966 y Cream, banda inglesa conformada por Jack Bruce, Ginger Baker y Eric Clapton, ya demostraba ser una de las mejores bandas de rock de la historia: Ginger Baker era considerado el mejor baterista de jazz del mundo, Jack Bruce el mejor bajista de blues del mundo y Eric Clapton simplemente era considerado un "Dios" al tocar la guitarra. 

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En septiembre de ese año, pero al otro lado del mundo, en Nueva York, Estados Unidos, Chas Chandler, ex bajista de la banda británica The Animals, se había convertido en representante de diversos artistas. Una noche acudió a un club neoyorkino y descubrió a un tipo "medio negro y medio irlandés", 
Jimi Hendrix, un joven que tocaba sólo en bares del Greenwich Village, una área residencial en el lado oeste de Manhattan en Nueva York, y quien a pesar de no ganar mucho dinero, ya había logrado la aprobación del público al obtener un gran número de seguidores.  Chandler, al ver la calidad musical del chico, decidió representarlo para así invitarlo a Londres, el centro de la cultura pop, territorio que había dado a bandas como los Beatles, los Rolling Stones y, por supuesto, Cream. Hendrix aceptó bajo la condición de que su manager le presentara a Jeff Beck y a Eric Clapton. Chas era amigo de ambos por lo que el acuerdo fue muy sencillo. Una vez en Londres, Hendrix pidió ir a ver tocar a Cream para "contemplar" las actuaciones de Clapton, Bruce y Baker en vivo.  La historia cuenta que una vez allí, Hendrix quiso subir a tocar con ellos.
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Cuando el staff, los productores y gente allegada a Cream se percató de que la petición de subir a tocar con la banda era enserio, se preguntaron quién era el americano que quería subir a tocar con los que,  hasta entonces, eran los dioses de la música. Bruce cuenta que lo invitaron al escenario para que interpretara “Killing Floor”, una de las canciones preferidas de Clapton por la dificultad que tenía; dicen que fue sencillamente impresionante. Entonces todo cambió: Jimi Hendrix, con su Stratocaster blanca, comenzó a ejecutar el tema con una velocidad inaudita, sus dedos recorrían el brazo de la guitarra como relámpagos, atacando las notas con gran precisión. Bruce y Baker de inmediato se pusieron a la altura del reto y siguieron el ritmo convocado por Hendrix. Clapton por su parte, el gran Dios británico de la guitarra, se encontraba minimizado, sudaba copiosamente pues no podía siquiera igualar la técnica y velocidad de este músico que había sido llevado hasta su templo sagrado para destronarlo. Clapton era Ícaro cayendo al vacío con las alas de cera derretidas por el sol, Goliath vencido por David.

Perturbado por esta afrenta a su reputación, el músico abandonó el escenario a media canción. Nerviosamente encendió un cigarrillo que fumaba con ansiosas bocanadas. Chandler se acercó a Clapton, quien sudando y tembloroso le espetó: “¡Tú sabías que eso pasaría!, ¡nunca me dijiste que era TAN pinche bueno!”.

Hendrix simplemente estaba alegre por haber tocado en una jam session con tres de los mejores músicos de la historia; historia en la que Jimi empezaba oficialmente su carrera, la que terminó con  su muerte, cuatro años mas tarde. Pero a pesar de lo fugaz que resultó su paso por las notas de la música, aquel día lo recordarían como en el que Hendrix mató a Dios, Eric Clapton. 
 

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