Historia del bajo eléctrico

El origen del bajo eléctrico se sitúa sobre el año 1951, en Estados Unidos. Su creador fue Leo Fender. Fender construyó su diseño para aliviar los problemas de espacio y sonido de los contrabajos de la época reduciendo drásticamente el cuerpo, incorporando la amplificación eléctrica y añadiendo los trastes.

El primer modelo fue denominado Fender Precision Bass, y no por casualidad: frente a los contrabajos (que poseen el diapasón completamente liso, como un violín, donde el ejecutante debe tener una técnica bien desarrollada para producir alturas afinadas), el nuevo instrumento incorporaba trastes (para saber exactamente dónde se pone el dedo, altura correcta). La aparición de los trastes hizo que la afinación del bajo fuese mucho más precisa. Se dice que, al no existir en esa época cuerdas ni clavijas de bajo eléctrico, Fender utilizó clavijas de contrabajo, y cuerdas de piano. El Precision lleva una pastilla muy similar a la de la Stratocaster, pero con cuatro imanes en lugar de 6, y un clavijero del tipo de la guitarra Telacaster.


La evidente relación de la técnica de la guitarra con la de la “guitarra baja”, hizo pensar a la firma Gibson un nuevo modelo, al que bautizó como EB-1, que vio la luz en 1953, con forma de violín, caja hueca, cuya particularidad era la escala corta del mástil, 30,5 pulgadas (el Fender Precision, 34). Esta característica redunda en trastes más pequeños, es decir, distancias más cortas, lo cual lo hacía más accesible para los guitarristas, y pérdida de cuerpo en el sonido, al haber menos cuerda en vibración.



Probablemente, Gibson había diseñado este bajo con caja hueca, con la esperanza de conseguir un realce en los graves, pero los problemas de acoples y sonido sucio podían presentarse con más facilidad. En 1958 aparece el EB-2, de cuerpo semi sólido, y en 1959 el EBO de cuerpo sólido.




También por esa época, en 1957, aparece el primer bajo Rickenbacker: la serie 4000.
Surgido de un diseño del guitarrista Roger Rossmeisl, con un cuerpo mucho más agresivo, de aristas agudas, bautizado por Rickenbacker como Crescent Wave. Rickenbacker fue la primera firma que aplicó a los bajos el concepto de construcción neck-though-body. 
Este sistema, consiste en que el mástil y la sección central del cuerpo, así como la sección central del clavijero, son una única pieza, a la que más tarde se han encolado las alas que completan el cuerpo y las que completan el clavijero.
Otro cambio fundamental que representa el bajo eléctrico es la de la amplificación del sonido. En los instrumentos acústicos, el volumen de un instrumento depende de la longitud y grosor de las cuerdas y el tamaño y la forma de la caja de resonancia. Por lo tanto, un instrumento como el contrabajo necesitaba ser enorme (debido a la baja frecuencia de sus sonidos) para ser percibido con nitidez por el oído humano. En un bajo eléctrico, en cambio, al poner unas pastillas que capten la señal, ésta puede ser amplificada electrónicamente.



Después del bajo Precision vinieron otros modelos como el Jazz Bass, que junto al Precission Bass hicieron la serie estándar de Fender, el clásico Mustang Bass y los grandes bajos Dimension Bass y Zone Bass con sus múltiples variaciones.



El Fender Mustang, un instrumento pensado, más que para guitarristas, para bajistas principiantes, ya que, probablemente al darse cuenta que la escala corta jamás le permitiría obtener buen sonido siguiendo su línea de contrucción, decidió más bien, crear un instrumento más sencillo, más pequeño, y de gama más baja que los demás modelos.




En 1960 con la aparición del Fender Jazz Bass, con una cejuela angosta (38 mm) comparada con el Precision (42 mm / 44 mm).  Utilizaba dos micrófonos, uno cerca del puente y otro cerca del diapasón, ambos con dos imanes por cuerda. El propósito de Leo Fender con este instrumento, fue conseguir un sonido más similar al del contrabajo acústico, que era el que preferían los músicos de jazz. Una pieza metálica, cromada, cubría el micrófono de la posición grave (el más cercano al diapasón) y otra pieza, el micrófono de la posición aguda, el puente y el cordal.





Alembic
Tradicionalmente se atribuye al luthier Carl Thompson la construcción del primer bajo de 6 cuerdas de la historia, que realizó en 1975 para Anthony Jackson, a quien, escuchando las líneas de bajo del organista de Jazz Jimmy Smith, se le ocurrió la idea de un bajo eléctrico de rango extendido, un bajo de seis cuerdas afinado BEADGC. El virtuoso Jimmy Johnson ya utilizaba bajo de cinco cuerdas un año más tarde, con afinación BEADG y fabricado por Alembic, mientras Jackson continuaba sus experimentos, primero con el constructor Ken Smith y luego con Vinnie Fodera, porque no estaba satisfecho con los resultados. La popularización de los bajos de cinco y seis cuerdas llegaría en los años 80, con músicos como el propio Jackson o John Patitucci y compañías como Yamaha, una de las primeras en ofrecer un bajo de cinco cuerdas de serie, su modelo “BB5000” de 1987. La propia Fender, que había establecido el estándar en el bajo eléctrico tardaría años en ofrecer modelos de 5 y 6 cuerdas, pero este vacío lo ocuparían luthieres como Roger Sadowsky o Mike Lull, que ofrecerían copias muy mejoradas de bajos Fender, a menudo con 5 o más cuerdas. 


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