Historia de los conservatorios de música

Para poder  ahondar en el origen de esta parte fundamental en el desarrollo de un músico, lo primero que debemos saber es qué es un conservatorio musical y su principal función.


Etimológicamente, la palabra conservatorio tiene su origen en el latín “conservatorius” que significa mantener a salvo, intacto, guardar. En Grecia se origina la música occidental y es allí donde desempeña una labor pedagógica desde la época en que se escribieron los textos homéricos lo cual acontece entre los siglos VIII al VI a.C. aproximadamente. Actualmente, el conservatorio es una institución netamente enfocada y consagrada  en el impartimiento de conocimientos musicales eruditos tanto teóricos como prácticos, donde cada alumno posee una especialidad, las cuales varían desde piano, guitarra, violín, contrabajo, saxofón a diversos instrumentos. Dedicada especialmente al enfoque de la música clásica y con la búsqueda de aptitudes musicales en su alumnado, el ingreso se suele determinar con una serie de exámenes teóricos, audioperceptivos y de ejecución instrumental (de temas clásicos que determina la institución). Y usualmente,  la estructura de su enseñanza está dividida en enseñanza elemental, profesional y superior.



Como tal, el origen de estos centros se remonta por lo menos a seis siglos antes de nuestra época, haciendo su aparición en la época del Renacimiento en Italia entre lo siglos XV y XVI aproximadamente. En sus inicios, el conservatorio como tal no tenía ningún tipo de lazo con la música, ¿cómo es esto posible? La población italiana se encontraba sufriendo problemas de subsistencia entre los impuestos establecidos por la dominación española, una serie de malas cosechas, de graves epidemias de peste, de guerras y más que sumieron a millares de familias en la miseria, el hambre y la desesperación. Esto llevó  a la creación de instituciones destinadas a la caridad pública, cercanas a los asilos de los pobres, intercambiables en sus funciones con los hospicios infantiles del Véneto como los de la Pietá, dei Mendicanti, Giovanni et Paolo, y que genéricamente se conocieron con el nombre de “Ospedale” (hospital). Creados estos orfelinatos destinados a recoger a los niños pobres, huérfanos o abandonados con el propósito de brindarles albergue, comida y una suficiente educación tanto literaria como religiosa.


Ya iniciado el siglo XVII, la creatividad musical adquiere un brillo extraordinario en toda Italia y la iglesia siente la necesidad de contar con valiosos instrumentistas y cantantes para sus grandes ceremonias y como estos conservatorios u hospicios que atendían a los niños desamparados tenían un claro fin de encaminarlos hacia una vida útil enseñándoles un oficio que les permitiera vivir dignamente, también comenzaron a encauzarlos con más ahínco, en la medida que mostraban disposición para ello, en el estudio de algún instrumento musical y particularmente del canto, instruyéndolos para participar en las funciones religiosas o para integrarse al servicio de reyes, príncipes o nobles.




Algunos de estos hospicios lograron tal calidad en la formación musical, fuera con coros o con conjuntos instrumentales, que se transformaron en verdaderas escuelas especializadas, semilleros donde participaban importantes compositores italianos de los siglos XVII y XVIII como estudiantes o profesores, músicos del calibre de Vivaldi (el caso más conocido, contratado en el Hospedale della Pieta, un hospicio femenino de Venecia) y Monteverdi para los lugares católicos, o de Bach y Mozart para los protestantes, y aportaron la escuela que daría por resultado el gran arte musical del barroco europeo. Así, el término conservatorio llegó a conllevar la función de asistencia social de ‘conservar’ a las poblaciones más jóvenes y desvalidas de los peligros morales propios del abandono y también con la finalidad suprema de conservar las grandes tradiciones musicales italianas, el legado de la música sacra a través de su enseñanza.




Siendo instituciones que en un principio se mantenían debido a la caridad, los alumnos debían recorrer las calles solicitando limosna y en las iglesias se recogían en cestos las dádivas de los fieles. Otra ayuda era la de los mecenas quienes contribuían con dinero para algunos de los alumnos. Sin embargo, con el pasar el tiempo y conseguido el prestigio de estos conservatorios, se podía palpar dos grupos bien diferenciados: aquellos que pertenecían a familias adineradas o disponían de la protección de alguien que se hacía cargo de sus gastos y los de condición humilde cuyo ingreso gratuito debía ser gestionado y no gozaban de ciertos privilegios que eran reservados para quienes aportaban dinero. Los de origen humilde debían comprometerse a colaborar durante varios años en ceremonias y actos diversos a beneficio de los conservatorios como una forma de devolver  los gastos que su permanencia ocasionaba.
Poveri di Gesú Cristo
Siendo Nápoles, en Italia, un lugar con una gran evolución musical, debemos mencionar los 4 conservatorios que se crearon : Santa María di Loreto (1537), de la Pietá dei Turchini (1573), de los Poveri di Gesú Cristo (1589) y el de Sant’Onofrio a Porta Capuana (1578), que como habíamos mencionado pasaron de ser auspicios hasta convertirse en verdaderas escuelas de música, tres a cargo de la Casa Real y Poveri di Gesú Cristo a cargo del arzobispado; sin embargo, aunque solo una sola de estas instituciones dependía de la Iglesia y las restantes de las autoridades del gobierno, todos los primeros maestros fueron de origen eclesiástico.

En 1806, el rey José Bonaparte fusionó las instituciones de Santa María di Loreto y de Sant’Onofrio en el Conservatorio della Pietà dei Turchini, que asumió el nuevo título de Real Colegio de Música. Todos ellos nacieron como instituciones de caridad para ayudar a los niños huérfanos y abandonados, y en cerca de sesenta años se transformaron en las escuelas de música real para satisfacer las necesidades de una sociedad que, abriéndose todos los días al melodrama, requería cada vez más cantantes virtuosos, incluyendo los grandes castrati, instrumentistas y compositores, hasta transformar la música en un comercio más rentable y los orfanatos en los lugares donde se conservaba la música.

Della Pieta dei turchini

Paralelamente y siguiendo el ejemplo de Italia, en Francia el gobierno creaba el Conservatoire National de Musique et de Déclamation en París en 1795. Así mismo, otros países siguieron el ejemplo y entre  los que aún siguen existiendo se encuentran el de Praga (1811), la Hochschule för Musik und darstellende Kunst de Viena (1817), la Royal Academy of Music de Londres (1822), el Real Conservatorio de Música de Madrid (1830), el Conservatoire Royal de Bruselas (1832) y la Hochschule för Musik de Leipzig, fundada por Mendelssohn en 1843 que atrajo a estudiantes de toda Europa.


Royal Academy of Music, Londres.


Fuentes:
http://bit.ly/2hQyTac
http://bit.ly/2i3kb3i
http://bit.ly/1ks0Vam
http://bit.ly/2BkjxmO
http://bit.ly/2B87UOK

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